Aunque hoy no veas el camino, tu historia aún no termina.
Hoy quiero escribirte a ti, mujer valiente, que estás viviendo uno de los momentos más difíciles de tu vida.
A ti, que miras alrededor y ya no reconoces el lugar donde estás. A ti, que hiciste maletas sin querer, que tuviste que explicarles a tus hijos por qué ya no pueden ir a la escuela, que tuviste que tragar lágrimas mientras sostenías sonrisas para no asustarlos más.
No tengo palabras para justificar lo que está pasando. Nadie debería vivir con miedo de ser separado de su hogar, de sus raíces, de sus sueños. Nadie debería tener que empacar toda una vida en una bolsa de mano y quedarse sin certezas. Y, sin embargo, aquí estás… respirando hondo, buscando fuerzas donde ya no hay, y confiando en que todo esto no será en vano.
Quiero que sepas que no estás sola. Que en medio de tanto ruido político y decisiones ajenas, hay corazones como el mío, como el de muchas, latiendo contigo. Corazones que no olvidan lo que significa empezar de nuevo, hablar un idioma distinto, tener que demostrar que se merece un lugar… cuando ya lo merecías solo por ser humana.
Y aunque hoy no veas el camino claro…
aunque sientas que todo está perdido…
recuerda esto:
Después de la tormenta, viene la calma.
Después del miedo, puede venir el valor.
Después del dolor, puede nacer un deseo profundo de reconstruirte.
Y tú puedes. Créelo. Siémbralo en tu alma. Y vuelve a empezar.
Porque incluso en medio del caos, puedes sembrar esperanza. Incluso con el corazón roto, puedes seguir luchando. Tu fuerza no está en lo que perdiste, sino en lo que aún llevas dentro.
Desde aquí, con el alma dolida pero el corazón de pie, te abrazo. Te honro. Y te digo que tu historia aún no termina. Hay futuro, aunque hoy no lo veas. Hay vida después del miedo. Hay fuerza en ti, aunque sientas que no puedes más.
Con amor y esperanza,
Olivia Lambragno
Una mujer que también ha empezado de nuevo, y cree profundamente en la resiliencia que llevamos dentro.