Hábitos alimenticios para mujeres con mil cosas que hacer
Porque comer bien no debería ser una carga… sino un acto de amor propio
¿Cuántas veces hemos dicho “no tengo tiempo para comer bien”?
Entre el trabajo, los hijos, las tareas, las preocupaciones y todo lo que llevamos encima… muchas veces terminamos comiendo lo primero que encontramos o saltándonos comidas.
Pero alimentar tu cuerpo no es solo una necesidad.
Es una forma de recordarte que tú también eres importante.
Y lo mejor: no necesitas horas en la cocina, ni dietas estrictas.
Solo necesitas hábitos simples y una nueva forma de mirar la comida:
como energía, como medicina, como autocuidado.
1. Cambia la culpa por conciencia
No se trata de ser “perfecta”, ni de comer todo orgánico, ni de seguir modas.
Se trata de elegir con intención.
De preguntarte: “¿Esto me nutre? ¿Esto me da energía o me la quita?”
No hay alimentos buenos o malos.
Hay elecciones que te acercan a tu bienestar… y otras que te alejan.
2. Elige lo práctico, pero con objetivo
Sabemos que no tienes tiempo.
Por eso, aquí van algunas ideas fáciles y realistas para mantenerte nutrida sin complicarte la vida:
- Desayunos rápidos y poderosos: batidos, huevos, avena con frutas, tostadas con aguacate.
- Snacks inteligentes: nueces, yogur natural, frutas, barritas saludables, hummus con zanahorias.
- Comidas que se preparan en 20 minutos o menos: arroz integral + proteína + vegetales salteados.
- Taper semanales: cocina un poco más el fin de semana y guarda porciones listas para la semana.
Recuerda: no se trata de tener tiempo. Se trata de hacer espacio para ti.
3. Hidratación: el hábito más olvidado
Tomar agua parece algo mínimo… pero puede cambiar tu energía, tu piel, tu digestión y hasta tu estado de ánimo.
Truco fácil:
- Llena una botella bonita y déjala a la vista.
- Pon alarmas si se te olvida.
- Toma un vaso al despertar, uno al almorzar y otro antes de dormir, al menos.
4. Come consciente (aunque solo sean 5 minutos)
Apaga el celular. Respira. Mira tu plato. Agradece. Mastica lento.
Haz de cada comida un momento de conexión contigo.
Porque cuando comes con calma, tu cuerpo lo agradece.
Y cuando te agradeces a ti… todo cambia.
Ejercicio práctico:
Haz una lista de 3 cambios pequeños que podrías implementar esta semana.
(Ejemplo: tomar más agua, preparar snacks saludables, comer sentada y sin prisa al menos una vez al día).
Anótalos, colócalos en la cocina o en tu agenda, y valóralos como un regalo para ti.
“Comer bien no es un lujo. Es una forma de decirte:‘Estoy aquí para mí.’ Porque tú también mereces energía, salud y amor…
empezando por tu plato.”